Las playas de San Amaro, Matadero, Oza, Riazor y Orzán se volvieron a ensuciar con todo tipo de desperdicios en una nueva noche de celebración de San Juan. 90 toneladas de basura acabaron en los arenales, una buena cifra en comparación con otros años, según la concejala de Medio Ambiente, María García. El parte de guerra de la noche fue el de 130 personas que pasaron por los hospitales de campaña situados en varios puntos del paseo marítimo. 32 sufrieron quemaduras, 32 heridas leves, 27 intoxicaciones etílicas y 8 por daños en los ojos.
La celebración
reunió a unas 150000 personas, muchas
agrupadas en pequeñas parcelas de las playas en las que iban acumulando la madera y las provisiones para pasar la noche. Se ha convertido en una tradición lo de ir ocupando la playa el mismo día de las hogueras desde la mañana. Plazas y calles se llenaron de parrillas con carne y sardinas acompañadas de fogatas.
Un recate traumático
La resaca del Día de San Juan afectó bastante a más de uno. A las 8 de la mañana, un joven de 21 años decidió despejar su cabeza echándose un baño en la zona de La Coraza precisamente dónde está prohibido bañarse. La temeridad del chico hizo saltar las alarmas del servicio de emergencia con la intervención de hasta 25 personas, entre ellos el jefe de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento, Carlos García. El oleaje, la corriente y las rocas pusieron difícil un rescate en el que el imprudente nadador se negaba a colaborar. Al final, unos agarrados a otros, formando una cadena humana, lograron evitar que se produjera una desgracia. El nadador fue detenido por su imprudencia y por la actitud que mostró dificultando
el rescate. Dos policías tuvieron que ser ingresados en el hospital por hipotermia y haber tragado bastante agua.
Como cada año hay que lamentar la huella dejada por la fiesta en los arenales, una costumbre bastante reciente ya que hace no muchos años el centro de la Noche de San Juan en Koruña era la Plaza de María Pita en donde ardía la falla. Resulta muy curioso comprobar que mientras en otras ciudades se han prohibido las hogueras en las playas, el Ayuntamiento koruñés las fomente regalando madera. De poco sirve que cada año se diga que descienden las toneladas de basura dejadas en los arenales. Una parte de esos desechos acaban en el mar y en la arena contribuyendo al deterioro del ecosistema marino. Por mucha etiqueta verde que se quiera poner a la fiesta, no tiene nada de ecologista y para los tiempos que corren, la dirección de las nuevas tradiciones parecen ir por el camino contrario a lo políticamente correcto y de eso debería tomar nota el partido que gobierna, de manera congruente a su postura proconservacionista.
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Aspecto de la Playa de Riazor tras la Noche de San Juan |
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