Seguro que usted, querido lector guarda en su recuerdo un momento lejano de su vida, especialmente si está relacionado con una fecha señalada y un lugar o personas. Tiempo y espacio con sus contenidos generadores de sensaciones imborrables en formas variadas. Por ejemplo, un Roscón de Reyes comido a su hora y día como tiene que comerse en esa calidez hogareña en compañia. En Koruña, ese día y sus vísperas tenía una dulcería de obligada visita: La Confería Glaccé.... Entristece saber que aquel rincón koruñés, con el que muchos recordaban con nostalgia desaparecerá para siempre y se sumará a ese pasado al que han ido a pasar nuestros inolvidables seres finados y las viviencias que nunca más se repetirán.
La Confitería Glaccé cierra sus puertas después de 60 años, la mítica tienda de pasteles en la que muchos koruñeses esperaban, haciendo una larga cola, en la víspera de Reyes poder comprar el Roscón de Reyes más popular de la ciudad. La propietaria, Mari Carmen Góme se jubila y venderá en local. Carmen es la última de la familia pastelera que se retira después de hacerlo casi todos sys familiares que hicieron posible este negocio. Le encantaría cedérselo a alguien que le de continuidad, con la marca y hasta las recetas de todos sus dulces, incluídos sus roscones. El 28 de septiembre será la fecha de su defunción. Muchos de sus clientes se enterarán del fin de una traidición arraigada el mismo día en el que se decidan adquirir su roscón. ¿Pero cómo es posible? ¿Cómo puede morir una institución cómo al Confitería Glaccé? Pues como un día que ya nadie sabe desaparecieron otras que quizá algún anciano pueda rememorar o que ya nadie lo puede hacer, como si nunca hubiera existido. Los más viejos aun podrán contar alguna historia de cada uno de esos locales que solo perviven en su memoria.
Me llamo la atención una lapidaria frase de esas que salen de lo más profundo del enxebrismo popular más auténtico, del genio artábrico, y a su vez menor perdurable como cualquier frase que uno escucha en la calle... Contrasta con el tono sensiblero de este artículo, y denota que su autor es uno de esos que puede ser un anónimo revanchista que decide escribir en un periódico digital como La Voz de Galicia para hacer leña del árbo caído, justo en el momento más bajo de la persona o institución a la que ataca con su epitafio a la Confitería Glaccé: "Así quedaches, así te sufrimos". ¿O es retranca del que ironiza con la muerte de algo querido? Ahí lo dejamos.

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