No todos los días el fútbol llora a un rey. Y esta semana, Koruña y el deportivismo se han despertado con una noticia triste: Peter Rufai, exportero del Deportivo entre 1997 y 1999, ha fallecido a los 61 años tras sufrir un paro cardíaco en su casa de Lagos, Nigeria. En Koruña le pusieron el apodo cariñoso de "El Príncipe de Zamunda" haciendo alusión a la película de los 80 protagonizada por Eddie Murphy.
Más que un portero, Rufai fue un personaje pintoresco y entrañable, un buen tipo, un hombre que renunció a ser rey para seguir parando balones. Literalmente: era el heredero al trono de Idimu, una región de Lagos, pero prefirió los guantes y el césped a la corona y el trono. Lo suyo fue el fútbol.
En Riazor, entre gigantes
Rufai llegó al Dépor en el verano de 1997, ya veterano y curtido en mil batallas. Venía del Farense portugués, y antes había defendido la portería del Hércules. En Koruña, le tocó compartir vestuario con figuras como Jacques Songo’o y Nuno, por lo que sus apariciones fueron contadas: once partidos oficiales, algunos memorables, como aquel contra la Real Sociedad en Anoeta, donde encajó dos goles.
Pero más allá de los minutos, Rufai dejó huella. En febrero de 1999, cuando falleció su padre, volvió a Nigeria para resolver su posible sucesión como rey tribal. Lo tuvo claro: renunció a la corona para seguir ligado al fútbol. Un gesto que lo definía. Y que lo hacía aún más querido.
Una leyenda en África
Rufai no solo fue parte de la historia del Dépor: fue uno de los grandes de Nigeria. Disputó 65 partidos con la selección, fue campeón de África en 1994, y portero titular en los Mundiales de EE. UU. 1994 y Francia 1998. Su actuación frente a Bulgaria en el 94, donde Nigeria ganó 3-0, aún es recordada como una de las noches doradas del fútbol africano.
Tras su etapa en Koruña, jugó una última temporada en el Gil Vicente portugués antes de colgar los guantes. Volvió a su tierra, donde seguía siendo querido y respetado. Y donde, esta semana, ha dicho adiós.
Un adiós con cariño desde Koruña
El RC Deportivo lo ha despedido con un mensaje sencillo y lleno de afecto:
“Dende o RC Deportivo expresamos as nosas condolencias polo falecemento de Peter Rufai, xogador do Dépor entre 1997 e 1999. Trasladamos todo o agarimo do deportivismo á súa familia e amigos.”
El fútbol también es esto: historias humanas, recuerdos que se quedan, figuras que tal vez no fueron titulares indiscutibles, pero sí protagonistas silenciosos de una época.
Hoy, en Riazor, resuena el eco de un príncipe que eligió las porterías antes que un trono. Y ese gesto, como tantos otros, hace que lo recordemos con una sonrisa y un nudo en la garganta.
Buen viaje, Peter. Que la portería del cielo te reciba con los brazos abiertos.
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