Un año y un día. Eso ha durado el viaje del Leyma Básquet Koruña en la Liga Endesa. El sábado 11 de mayo, en Miribilla, la derrota por 79 a 67 ante el Bilbao Basket selló de forma matemática el descenso a la Primera FEB. Tres jornadas antes del final, la esperanza se ha evaporado. Y sin embargo, el sabor que queda no es amargo del todo: este equipo, en su primer año en la élite, ha hecho historia. Y la ha hecho con nombres, con esfuerzo y con el corazón roto de una ciudad entera.
Porque esto no fue un descenso cualquiera. Fue el final de una historia valiente. Un equipo modesto, que venía de hacer historia en Melilla, plantándose en ACB por primera vez, y que en su primer partido como local en la élite vencía nada menos que al Real Madrid (76-73), actual campeón. Aquel día, 9.000 personas abarrotaron el Coliseum. Koruña soñaba.
Un proyecto sacudido desde el principio
Poco duró la calma. Ni siquiera había arrancado la liga cuando el club anunció que su presidente, Roberto Cibeira, alma mater del proyecto durante años, no seguiría. La plantilla ya estaba tocada: el fichaje estrella, el ala-pívot estadounidense Trey Thompkins, ex del Real Madrid, cayó lesionado antes del debut. Y esa fue solo la primera de una larga lista.
En noviembre llegó otro golpe: el pívot brasileño Augusto Lima, una de las referencias interiores, también cayó lesionado. Luego, un proceso vírico afectó a varios jugadores clave. Y cuando parecía que las cosas remontaban —con victorias ante Lleida (101-106) y Girona (81-98) en diciembre—, el dominicano LJ Figueroa, fichado para ser una pieza esencial, hizo las maletas rumbo a Grecia para unirse al Aris de Salónica.
El equipo, dirigido por Diego Epifanio ‘Epi’, entró entonces en una espiral de derrotas (hasta nueve consecutivas) que minaron la moral. Los esfuerzos por revertir la situación fueron grandes: llegaron el base francés Thomas Heurtel, con pasado en Barça y Madrid; el alero dominicano Ángel Núñez; y el interior letón Karlis Silins. Pero los dos últimos apenas contaron para el técnico, que apostó por el bloque del ascenso: los veteranos Álex Hernández, Sasha Borovnjak, el alero Gaizka Maiza, el base Mo Soluade, el estadounidense Karel Guzmán, el gigante portugués Neemias Queta, que llegó cedido brevemente antes de su salto a la NBA, y otros que dejaron su alma en la pista.
La afición nunca falló
A pesar de los malos resultados, la afición se mantuvo fiel. Más de 8.000 personas por partido de media en el Coliseum, incluso cuando el equipo estaba en puestos de descenso. Un dato que dice mucho más que cualquier marcador.
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| Lo que ha demostrado Koruña es que es una ciudad que debe estar en la élite del baloncesto español. El Coliseum ha sido una de la canchas más espectaculares de la ACB |
El club ha demostrado que, más allá de la clasificación, hay proyecto, hay ciudad y hay pasión por el baloncesto. Como dijo Epifanio tras el partido en Bilbao: «Koruña ha demostrado que quiere baloncesto. En muchos momentos malos de la temporada, la afición estuvo ahí».
Epifanio, entre la autocrítica y la esperanza
El técnico burgalés no se escondió. En rueda de prensa, tras el descenso, dio la cara:
«Hace justo un año estábamos celebrando el ascenso. Hoy estamos aquí, descendidos. Esta liga no perdona. Un mal día, una mala racha, y te mata». Agradeció a los aficionados desplazados a Bilbao, recordó que el club lleva 30 años trabajando por el baloncesto y pidió apoyo institucional para que Coruña siga teniendo un equipo competitivo: «Está bien que se apueste por otros deportes, pero esta ciudad necesita su espacio baloncestístico».
Un año de contrastes
La temporada deja momentos para el recuerdo: la victoria ante el Real Madrid, la remontada al Barça en el Coliseum (85-84), la entrega de jugadores como Javi Vega, Belemene, Suleiman Braimoh, el crecimiento del joven Rubén Domínguez, cedido por el Estudiantes… También deja interrogantes: ¿por qué se fichó tan tarde? ¿Hubo errores en la preparación física? ¿Se apostó demasiado por nombres con historial de lesiones?
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| El triple de Barrueta en el primer partido de la temporada, daba la victoria al Leyma frente al Real Madrid.Uno de los momentos más álgidos de la historia del club. |
Y ahora, ¿qué?
El nuevo presidente, Pablo de Amallo, y su consejo tienen decisiones importantes por delante: definir si Epi continúa, plantear una nueva estructura deportiva y resolver la ampliación de capital que exigía la ACB. Pero el mayor reto es mantener viva la llama. Porque la ciudad ha respondido. Y porque, aunque el equipo vuelva a la Primera FEB, se ha ganado el respeto de toda España.
Ahora, con el descenso ya consumado, se abre una etapa incierta. El club hablaba, antes incluso de sellar su permanencia, de una ampliación de capital para seguir en la élite. Pero ahora, con el equipo de vuelta a Primera FEB, ¿quién pondrá ese dinero? ¿Cuál será la respuesta del tejido empresarial koruñés, del Concello, de las instituciones? ¿Y la de la afición, después del golpe?
La caída suele arrastrar más que al equipo. Habrá que ver cuántos de los más de 8.000 abonados del Coliseum renuevan en septiembre. Si la ilusión se mantiene. Si el club podrá sostener una plantilla competitiva sin los ingresos de televisión, sin los patrocinadores de la ACB, sin el tirón de Madrid, Barça o Baskonia. Si hay que dejar el Coliseum y volver al Palacio de los Deportes de Riazor, mucho más pequeño, mucho más modesto.
Y sobre todo: ¿cómo queda la economía del Leyma Básquet Coruña tras este año de vértigo? Fichajes como los de Thompkins, Heurtel o Lima no salen gratis. Sumar viajes, plantilla, cuerpo técnico, y toda la estructura profesional que exige la ACB —aunque sea por un solo año— deja un peaje que habrá que pagar.
Quizá esta temporada fue un salto demasiado grande en poco tiempo. O quizá, como en tantas historias que valen la pena, era un paso necesario, aunque doliera. Lo que está claro es que Koruña ya sabe lo que es vivir un año en la élite. Y que aunque ahora toque mirar hacia abajo, en el fondo, muchos ya están soñando con volver a subir.
Quién sabe cuándo. Pero volveremos.
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