Final bochornoso a una temporada mediocre

El Deportivo finalizó ayer la temporada 24-25 de la manera más apropiada para la mediocridad que ha mostrado este club, si bien, el objetivo se ha cumplido, mantener la categoría. Sin embargo, el último mes ha sido tan malo o peor que los primeros, desde 2017 el Deportivo no encadena 4 derrotas consecutivas,  una sucesión de derrotas en la que la última ha sido una goleada que pudo haber sido histórica por la pasividad de los locales. Tal muestra de escasa energía y ganas por jugar desesperó a los aficionados que acabaron entretenidos desahogándose con los abucheos y cánticos para dar y repartir leña entre todos los responsables del desaguisado de este Deportivo. Con un ascenso en juego y varios equipos pendientes del resultado, la falta de competitividad de los blanquiazules también enfadó a los aficionados del Oviedo, que veían cómo la victoria de su equipo no servia para nada, mientras en Riazor se dejaba el paso de su rival, el Elche, libre hacia la Primera División. Los valencianos se unieron a las celebraciones del domingo, el ascenso del OAR y la jubilación del utillero  del Dépor  Suso y el adiós de Pablo Martínez y Jaime.

Un contundente marcador fue el resultado final de un partido en el que el equipo local se limitó a justificar solo su asistencia. El Elche se autohomenajeó en su partido de ascenso a Primera, gracias a las facilidades dadas por los blanquiazules. 

Tarde para homenajear a los jugadores que se van como 

Pablo Martínez. La Voz de Galicia. 

El público con el 0 a 3 tomándose a broma todo el espectáculo, pedía un solo tiro a puerta pero ni eso vieron y eso que al final de la segunda parte salió Yeremay. 

0 a 4

Y al final, no hubo épica, ni orgullo, ni siquiera un disparo decente hasta bien entrado el segundo tiempo. El Deportivo cerró la temporada en casa con un vergonzoso 0-4 ante un Elche que, sin necesidad de sudar demasiado, certificó su ascenso a Primera en Riazor, mientras más casi 20.000 almas blanquiazules pasaban del cabreo al silencio y de ahí al éxodo.

El Elche no tuvo rival en Riazor. La Voz de Galicia

A los dos minutos ya avisó Kevin, en la única ocasión que pareció que íbamos a morder. Pero se entretuvo y Bigas le apagó la luz. Y acto seguido, el Dépor hizo lo que tantas veces esta temporada: regalar. Jaime despejó mal, Plano la puso, y Mourad, con una calma insultante, marcó el primero.

Guerrero también pudo empatar, pero se le hizo de noche. Como al resto del equipo. Dos bofetadas más en apenas siete minutos —una de John Chetauya tras jugada a balón parado y otra de Germán Valera tras paseo por la banda— dejaron a Riazor con la cara desencajada. Ni VAR, ni excusas. Nos pasaron por encima. Así, sin anestesia.

En la segunda parte, solo se movió el marcador para confirmar la humillación. El equipo no hizo ni un solo cambio al descanso, como si esto fuera una obra de teatro y el director se negara a improvisar. Elche jugó un rondo gigante, el Dépor corrió detrás del balón como alma en pena y Yeremay, la última esperanza de ilusión, no tocó bola. Cuando Bigas empujó el cuarto al final, ya quedaban más asientos vacíos que aficionados en pie.Y pudieron caer más pero el Elche con el ascenso en su regazo no quiso batir su propio récord de goleadas de la historia, la mayor goleada recibida este año por el Dépor. 

Los 19000 espectadores terminaron por comprobar una vez más, la escasas cualidades técnicas de Petxarromán, la falta de capacidad de influencia en el centro del campo de Patiño, la enésima decepción con Soriano o la poca pólvora de Kevin y Guerrero. 

Cánticos y ascenso

Los ilicitanos celebraron un ascenso a Primera sobre el césped y los deportivistas vivieron una representación que les recordó el ascenso del año pasado por estas fechas y para los más nostálgicos. el último salto a Primera, en 2014.. Xa Choveu...  

Antes, cuando ya el marcador había rebasado los límites de la esperanza por la victoria,  la afición repartió leña con cánticos y abucheos hacia todos los responsables del nefasto final con el que se daba por finiquitada otra temporada mediocre, lejos de los grandes tiempos de los que nos acordamos tanto estos días, cumplidos los 25 años de la Liga. 

El coro dirigido por "Riazor Blues" comenzó su repertorio con "directiva dimisión"  para luego pasar  con aquel ´de los años de Tino "Diles que se vayan" o el "Soriano veta ya", y el máximo responsable de la desfeita, el director deportivo con más errores que aciertos por lo visto en los terrenos de juego, se marchó... Hubo también una fuerte pitada para los jugadores... a los que al final se les canto "Un solo tiro a puerta". 

Mientras en las redes sociales se repartía estopa, especialmente a Gilsanz del que pocos confían que su cargo dure hasta verano, más después del poco aliento del equipo que dirige en el último mes, cuando resulta curioso que haya logrado la salvación tras haber remontado un inicio de temporada muy malo y alcanzar la permanencia con muchas jornadas por delante. Los seguidores del Oviedo, abortado el ascenso de su equipo,  se ensañaban con el Deportivo por la poca resistencia que habían ofrecido al Elche, impropia de un equipo profesional, de un club que al que solo le queda aquel recuerdo de su pasado;  entre improperios y deseos de venganza o justicia divina, los oviedistas descargaban su frustración y odio, perdiendo muchos su simpatía hacia la entidad herculina por la rivalidad entre las aficiones del Depor y el Sporting. 

A todo esto habrá que sumar las guerras en las que se sigue metiendo la directiva, con más o menos razón. No deja de enfrentarse al Ayuntamiento por los derechos de uso del Estadio, cedido a una empresa extranjera de cara a las inversiones para la reforma de Riazor. Por otro lado, se critica la poca implicación en actos populares como la celebración del 25 aniversario del título de Liga (sacando solo unos vasos y una camisa de edición limitada a un precio excesivo). Falta comunicación, relación con la masa social, con la historia y la idiosincrasia de este club.  Ya conocemos la poca habilidad de los directivos como mostraron en la manera que se despidió a Idiákez o  las acusaciones de Lucas Pérez que señala a la directiva como causa de su repentina marcha. 

La errática dirección del Deportivo, con desconocidos diletantes responsables al frente, sin referencias enraizadas en la historia deportiva de la región, y un presidente, Juan Carlos Escotet, que hace brindis al sol prometiendo el regreso a los tiempos gloriosos, al estilo conocido por la aficionados, cansada de falsos profetas, obliga a ser desconfiado del futuro que le espera al Dépor. 

Ficha técnica

Deportivo, 0: Germán; Petxarroman, Jaime, Martínez (Pablo Vázquez, min 72), Escudero (Obrador, min 54); Villares (Genreau, min 54), Patiño; Guerrero (Yeremay, min 54), Mario Soriano (Hugo Rama, min 78), Diego Gómez; y Kevin.

Elche, 4: Dituro; John Chetauya, Affengruber, Bigas, Álvaro Núñez; Febas, Nico Castro (Aguado, min 83); Óscar Plano (Josan, min 83), Nico Fernández (Gaspar, min 87), Germán Valera (Salinas, min 70); y Mourad (Agustín Núñez, min 70).

Goles: 0-1, min 4: Mourad. 0-2, min 25: John Chetauya. 0-3, min 32: Germán Valera. 0-4, min 89: Bigas.

Árbitro: Sesma Espinosa (Comité de La Rioja). Mostró tarjetas amarillas a los deportivistas Escudero (min 19), Diego Gómez (min 37), así como a los visitantes Febas (min 43), Bigas (min 77)