Ni el nordés ni la brétema han conseguido engañarnos: este junio fue el segundo más caluroso desde que hay registros en Koruña. Sí, la ciudad oasis, la de las olas frescas y los bocatas de tortilla a la sombra del Orzán, ha vivido su propio veranazo silencioso.
Aunque nos libramos de la ola de calor que abrasó media España (y buena parte de Galicia), eso no quiere decir que aquí estuviésemos a la fresca. Con una media de 19,8 grados, solo 0,2 por debajo del récord absoluto de junio de 2023, este mes ha sido una sauna amable, pero sauna al fin y al cabo. Y para colmo, casi ni ha llovido: apenas 1,5 litros por metro cuadrado en todo el mes, situándose entre los junios más secos desde 1932.
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Los veranos son cada vez más calurosos. Foto de Cadena Cope. |
La cosa no viene de ahora. En lo que va de 2025, ya van cuatro meses en el top 5 de los más calurosos desde que hay registros: enero, febrero, abril y junio. De hecho, el invierno pasado fue calificado por AEMET como “extremadamente cálido”, con un enero que casi bate récords y un febrero que no se quedó atrás. En marzo ya bajábamos en masa a las playas, y abril nos regaló la segunda temperatura media más alta desde 1932 para ese mes.
La estampa de los arenales rebosando gente desde bien entrado abril, y la de los coruñeses sudando en junio como si estuviésemos en Sevilla, ya no es una rareza. En pleno mes de junio, Koruña llegó a marcar 29,2 grados de máxima, algo impensable hace un par de décadas. Por si fuera poco, hacía 19 años que la ciudad no encadenaba cuatro días seguidos por encima de los 27 grados en junio.
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El mes de junio ha sido más cálido de lo habiual en Koruña, el segundo con mayor temperaura según los anales meteorológicos. Foto de La Voz de Galicia |
Puede que no hayamos llegado a los 40 grados de Ourense o a los sustos saharianos del sur, pero aquí también se ha notado el hachazo térmico. El calor ya no es cosa de julio o agosto: se cuela en primavera y no se va hasta bien entrado el otoño.
El porqué de nuestra buena estrella atlántica
La explicación la dan los expertos: la brisa fresca del nordés, la humedad que deja la niebla mañanera y el mar siempre dispuesto a enfriar el ambiente. Koruña es una de las pocas ciudades del país que puede presumir de veranear todo el año... sin abrasarse en verano.
Mientras Galicia ardía —con Ourense rozando los 42 grados y Santiago, Lugo o Vigo bajo el sol de justicia—, nosotros nos convertimos en un oasis costero. Las nieblas costeras, generadas por el contraste entre la tierra recalentada y las frías aguas atlánticas, impidieron muchas veces que el termómetro se disparase más. Pero que no se disparase no quiere decir que no estuviera tenso.
La niebla deja imágenes espectaculares en la ciudad durante el verano. |
Bruma sí, pero el termómetro aprieta
Sí, seguimos teniendo días de chaquetilla al atardecer y olas más frecuentes que olas de calor, pero las cifras no mienten: Koruña también se está calentando. Lo hace más despacio, más disimuladamente, con niebla como cortina, pero lo hace.
Y aunque el Atlántico nos cuide, la ola –la de fondo, la que no surfea nadie– también nos va a acabar mojando. Así que por ahora, a disfrutar de la brisa, del fresco marino y de esta extraña y privilegiada burbuja térmica. Pero con ojo. Porque la cosa va en serio, aunque aquí aún sople el nordés.
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