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lunes, 1 de febrero de 2016

Sentimiento blanquiazul

Víctor Sánchez del Amo y Mosquera han decidido continuar en el R.C. Deportivo a pesar de las oportunidades que han tenido para mejorar su situación profesional.

Algo más que el dinero

A todo apasionado hincha le gusta pensar que en deportes como el fútbol, existe algo más que el mercantilismo a golpe de talonario con el que los jugadores pasan de un club a otro sin que nada, incluso el supuesto amor a un club o una ciudad, pueda tener una importancia suficiente para contrarrestar el efecto del dinero. Los equipos más pudientes se llevan a los mejores futbolistas y de esa manera se ha acabado con gran parte de las identidades de los clubes basada en jugadores excelentes que permanecían en un club desde sus inicios en las divisiones inferiores hasta que colgaban las botas, dando una personalidad definida a su equipo, un valor que el espectáculo ha desdeñado. El resultado de este mercadeo, además de arruinar a muchos clubes en una absurda carrera competitiva de adquirir jugadores dentro de una especie de burbuja especulativa de la que se ha beneficiado mucho intermediario, es la creación de una minoría de clubes monstruosos que se han desarrollado gracias a un sistema que favorece excesivamente su dominio en detrimento del resto, mero relleno, que año tras año sobrevive en la competición como pueden y con plantillas cambiadas año tras año sin que haya mucha distinción entre ellos, salvo por el presupuesto y la capacidad para fichar bien, o sea, salvo por el dinero.  

El liberalismo futbolístico

El mercado de jugadores en la Liga española favorece el liberalismo o monopolio de los más poderosos, permitiendo que se fiche a cualquier jugador en los periodos para hacerlo. Antes existía una limitación impidiendo que un futbolista que había jugado un número mínimo de partidos pudiera marcharse en la misma temporada a otro club de la misma competición. Esta regla se cambió para favorecer a los jugadores, con la justificación de que estos mejorarían sus condiciones profesionales con más rapidez al dejar un club y pasar a otro en un periodo menor de 4 meses. El efecto secundario ha sido el del mayor debilitamiento de equipos de menores presupuestos que pierden a sus mejores futbolistas al ser contratados por los de mayor presupuesto, hasta aquí nada nuevo pero sí lo es que se haga en una misma temporada. El pez más grande se come al más pequeño, además de blindar la jerarquía al cercenar la cabeza de cualquier sorpresa de un equipo modesto. Se vuelve a desvirtuar el carácter deportivo de la competición dando más peso al factor financiero. Un ejemplo de la nefasta aplicación de esta nueva vuelta de tuerca hacia la reducción de un deporte a un mercadeo de mercenarios, es la intención que ha tenido el Valencia de hacerse con los servicios de Pedro Mosquera, eje del Deportivo. Para un Valencia pagar los 4 millones de la cláusula de rescisión era un desembolso de dinero que no le suponía un gran esfuerzo.  Una cláusula tan pequeña tenía la razón cuando se fichó a Mosquera de facilitar el rápido pase del futbolista a un club de mayor potencial (explicación según este programa de Coruña Deportiva). El cebo fue tan bueno que después de una primera vuelta fantástica del centrocampista deportivista, el Valencia picó. Sin embargo, a estas alturas del campeonato se ha comprobado que la venta dejaría al club blanquiazul con un hueco tan grande que esos 4 millones serían una cantidad muy pequeña, tanto como para considerar que serían mucho mayores las pérdidas que los beneficios.

Pedro Mosquera apoyando la ampliación de capital

El gesto de Mosquera

Tino Fernández, Richard Barral y Fernando Vidal se pusieron manos a la obra para convencer a Mosquera de que no aceptase la oferta valencianista. El futbolista no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad para su carrera profesional   y mejorar ostensiblemente su economía, pero por otro lado le ataban sus raíces y el compromiso con el club. La secretaría técnica hizo un esfuerzo para mejorar el sueldo de Mosquera, aún así inferior al ofrecido por el Valencia. Al final se produjo un acuerdo en el que la balanza se escoró hacia el lado de lo emocional. A cambio de la mejora del nuevo contrato laboral de Mosquera, este aceptó jugar en el Dépor hasta el 2021 (¡cinco años!) y aumentar su cláusula hasta los 15 millones de euros, un gesto que el redactor de Riazor.org, Dani Méndez, ha descrito de la siguiente manera: "En este fútbol moderno con tantísimos defectos todavía te encuentras acciones como la de Pedro que reconfortan y hacen recuperar la fe en ese fútbol romántico que parece haberse perdido con las enormes inversiones de dinero de las últimas épocas".

Victor Sánchez del Amo también se suma al nuevo Deportivo

El actual entrenador del Deportivo, Víctor Sánchez del Amo se suma al proyecto de Tino Fernández para afianzar el club colocando buenas bases. Víctor ha firmado por un año declarando su amor al club y su deseo de contribuir al crecimiento del club. El presidente del Dépor ahora trabaja para apuntalar otro de los mástiles de la nave que capitanea, Lucas Pérez.

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