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sábado, 26 de julio de 2025

Morriña Fest 25

 Ayer, a partir de las 19.30 horas, arrancó una de las citas marcadas en rojo en el calendario musical koruñés: el Morriña Fest. En su quinta edición, el festival volvió a convertir el puerto en un hervidero de emociones, reuniendo a más de una veintena de artistas y regalando al público 18 horas de música a lo largo de dos intensas jornadas.

A pesar de las cancelaciones de última hora de Peso Pluma y Residente, que pusieron en vilo a la organización, el evento no perdió fuelle. La programación mantuvo su potencia gracias a una cartelera diversa y llena de energía, con artistas de todos los géneros cantando a escasos metros del mar y haciendo vibrar al público que abarrotó el recinto portuario. Este año, los nombres más esperados fueron Beéle, Nathy Peluso, Recycled J y Ozuna.



Los conciertos: de la emoción al reguetón

La jornada se inauguró con la actuación de Gale, que subió al escenario a las 19.45 horas y calentó motores para el rock nostálgico de Duncan Dhu, quienes volvieron a Koruña apenas cuatro meses después de esta cita, en su gira de homenaje por el 40 aniversario de la banda. A las 21.05 horas fue el turno de Veintiuno, que sirvió de telonero al muy esperado Recycled J, quien asumió el hueco dejado por Peso Pluma con una descarga de rap emocional y sonidos alternativos que conquistaron al público.


Ya entrada la noche, el indie tomó el relevo con Miss Cafeína, que ofreció uno de los momentos más vibrantes de la velada. Tras ellos, Beéle hizo estallar el recinto con su reguetón cargado de éxitos como La plena y No tiene sentido, ambos con más de 300 millones de escuchas en Spotify.


El broche final de la jornada lo puso la banda Alcalá Norte, una de las revelaciones del panorama alternativo español, antes de que Alleh & Yorghaki y Michenlo cerraran la primera noche con su energía desbordante.


Koruña volvió a sonar fuerte, y el Morriña Fest demostró, una vez más, que aquí la música no solo se escucha, se vive.

La pasada jornada del sábado en Morriña Fest se vivió entre 13 conciertos repartidos en el puerto de Calvo Sotelo y un público entregado desde el primer acorde de la tarde hasta el cierre pasada la medianoche. La cita puso broche de oro a dos jornadas que consolidan al festival como uno de los grandes referentes musicales del verano gallego.

La sesión vermú arrancó en el Palco de la Música de los jardines de Méndez Núñez, donde Inazio llenó el mediodía de indie folk, guiado por su último álbum Música para bailar sobre el agua y con obvios guiños a la ciudad y a la camiseta del Dépor, lo que no hizo sino aumentar su conexión con el público local.

Sesión Vermú con Inazio. Foto de La Voz de Galicia.

De las primeras notas al gran final: un sábado que no dio tregua

A las 15.40h, Querido abrió la velada en el muelle con su pop-rock alternativo, marcando el ritmo de lo que sería un día brillante. Hey Kid, con la aparición sorpresa del coruñés Íñigo Quintero, logró un momento viral que encendió la tarde y conectó con el público local-



Tu Otra Bonita y Elena Rose mezclaron estilos con solvencia, sirviendo de antesala perfecta para la actuación de Pignoise, que hizo cantar al unísono a generaciones enteras con sus himnos de adolescencia. Álvaro Benito y su banda demostraron por qué siguen siendo relevantes-

Después, llegó uno de los puntos álgidos del día: Miren Rodríguez sorprendió con un set versátil que enlazó indie-pop con bases electrónicas. Luego, un Mikel Izal en estado de gracia transformó el muelle en un paraíso con canciones como La mujer de verde, El grito o La fe, coreadas con pasión a pesar del viento.

Mikel Izal. La Voz de Galicia.

Mientras el sol bajaba, Marlon trajo una ola de nostalgia ochentera que conectó con el público veterano. Pero aún quedaba la de la noche.

Nathy Peluso reinó en la noche: talento, presencia y conexión

Nathy Peluso fue el broche ideal para una jornada excelente. Con body blanco, botas negras y guantes a juego, ofreció una actuación arrolladora. Desde Real hasta Ateo, Mafiosa y su inolvidable versión de Vivir así es morir de amor, la artista hipnotizó a Koruña: el público batió palmas, saltó a ritmo de Aprende a amar y respondió a su “¡os amo A Coruña!” con fervor.

Natthy Peluso. La Voz de Galicia

Tras ella, tanto Ginebras como Ozuna continuaron la fiesta, brillo urbano y tropical que mantuvo el recinto lleno hasta bien entrada la madrugada. Más tarde, Mar Lucas y Jhayco se encargaron de sellar el cierre musical sobre las dos de la madrugada: un colofón a 20 conciertos en dos días, con música de primera y energía sin tregua (turn0search3) (turn0search6).

La ciudad respondió: agotadas entradas y ambiente desbordado

Más allá de los escenarios, una consigna quedó clara: Koruña volvió a demostrar por qué Morriña Fest es ya una cita obligada del verano. Las entradas para el sábado se vendieron prácticamente en su totalidad, generando búsquedas de reventa y comentarios en redes sociales sobre su escasez. Y no solo eso: la organización gestionó la logística con eficacia, permitiendo que bares abrieran hasta las 9 de la mañana, creando un ambiente urbano sin pausa.

El público respondió un año más al Festival. Foto de El Ideal Gallego

En apenas cinco ediciones, el Morriña Fest ha logrado consolidarse entre los cuatro festivales más grandes de Galicia, combinando talento nacional e internacional con una localización privilegiada frente al mar, una producción cuidada y un público fiel que ya espera la edición del 2026.


Para cerrar...

Morriña Fest 2025 ha sido un ejercicio de complicidad entre una ciudad, sus vecinos y la música. Desde Inazio en los jardines hasta Jhayco cerrando, cada nota fue una celebración colectiva. Y en Koruña queda una certeza: cuando la música tiene alma, la morriña se convierte en memoria, pero con ritmo para rato.

Fotos del Ideal Gallego. 

Foros de La Opinión Coruña. 

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