Asociacionismo vecinal con ánimo de lucro

La corrupción no es un mal exclusivo de las altas esferas de la política en sus estados micro y macro de las instituciones públicas en nuestro país. Además, a escala nanométrica todavía se puede seguir sus raíces, muy extendidas por toda la sociedad española, vamos es algo tan  nuestro como la paella y los toros.

Para muestra un botón. Tenemos al vecino y polifacético empresario Gerardo Crespo, protagonista desde hace años en distintos saraos asociativos consiguiendo su porción de fama local, especialmente en su atalaya, la Asociación de Vecinos El Ensanche donde cada año se organizaba un concurso de ideas "Mejora tu ciudad" y otro de "El Mejor Coruñés del año" en el que Crespo tenía una oportunidad para codearse con el alcalde de turno y otras autoridades locales y regionales, a las que alababa de manera algo pueblerina kacikil. En su faceta de The Man Asociation Crespo presidía además, entre otras, la Liga Cívica Alas Coruña, el Observatorio Cívico Tren XXI, la Asociación de Empresarios Discapacitados de Galicia, y el Comité Estatal del Clúster. En su cartera no hay espacio para tanto carné

Todo un koruñés de pura cepa que defendía el koruñesismo más radical del que Crespo era uno de los mayores representantes y defensor en la ciudad, haciendo gala de ello  como muestra su gran activismo protagonizando noticias en la prensa, radio y televisión (precisamente, la web Torre de Artabria, de la que Crespo era cofundador, fiel reflejo del "kuruñesismo" más enfervorecido, ha desaparecido recientemente sin ninguna explicación previa).

G. Crespo siempre se supo relacionar bien especialmente con los políticos del PP

El ocaso de una estrella del civismo "kuruñés"

Lo peor de todo esto ha sido la manera en la que Crespo ha usado estas asociaciones cívicas sin ánimo de lucro. Me he encontrado hoy con esta noticia del 2012 en la que se puede leer como este hombre ha sido investigado por financiación irregular de sus negocios, una trama de empresas, asociaciones cívicas y fundaciones bajo el nombre de Azetanet o lo que es lo mismo un fantástico chiringuito que le permitió a Crespo rentabilizar su apasionado amor por Koruña reciibendo subvenciones y cometiendo irregularidades de todo tipo como falsificar facturas o inventarse alumnos en cursos de formación. Llegó a facturar hasta unos 5 millones de euros, gran parte procedente de fondos públicos.

Se sospecha con la posibilidad de que Crespo sea el cabecilla de una densa red de en la ciudad especializada en la caza y captura de dinero público. Ojito a los empresarios que forman parte de esta mafia. 

Si observan un bajón en la actividad de muchas asociaciones cívicas koruñesas o agrupaciones de ese estilo, ya tienen una explicación. Gerardo Crespo movía los hilos.