Koruña vivió este domingo una noche de las que hacen historia. Mientras en María Pita sonaba el argentino Coti, en el Coliseum fue Alejandro Fernández, hijo del legendario Vicente Fernández, quien se metió al público en el bolsillo con un espectáculo titulado En vivo.
El cantante de Guadalajara repasó sus grandes éxitos —Me dediqué a perderte, Canta corazón, Se me va la voz o el clásico Mátalas—, coreados por un público entregado que abarrotó el recinto.
Alejandro Fernández actuó en la noche del domingo en el Coliseum |
Un legado de padre a hijo
Si el último disco del artista se titula De Rey a Rey, el mensaje no puede ser más claro: el legado del “Charro de Huentitán” sigue vivo en la voz y el carisma de su hijo. Medio siglo después de que Vicente Fernández llenara el Pabellón de Deportes, Alejandro colgó el cartel de “no hay billetes” en el Coliseum. Y lo hizo con un homenaje a la vida de su padre y a la música mexicana, que sigue latiendo con fuerza a este lado del Atlántico.
Lleno en el Coliseum para ver al cantante mexicano. Foto de La Voz de Galicia. |
Mariachis, voz y emoción
La puesta en escena no escatimó en grandeza: una veintena de músicos vestidos de mariachis abrieron la velada, y el Coliseum se vino abajo incluso antes de que Fernández entonara la primera nota. Con Que seas muy feliz arrancó un recital de dos horas intensas, sin apenas respiro, en las que la voz del mexicano sonó pletórica.
Los momentos más emotivos llegaron con Es la mujer, dedicada “a todas las hembras del mundo”, y con Esos celos, tema con el que invitó a celebrar la vida de su padre. El público —unas 9.000 personas— respondió con un griterío ensordecedor, emocionado en cada tema.
De Julio Iglesias a Sinatra
No faltaron sorpresas fuera del repertorio ranchero. Alejandro interpretó Abrázame de Julio Iglesias en versión mariachi y una magistral A mi manera de Sinatra, que con su toque mexicano y un solo de trompeta levantó a todo el Coliseum en una ovación de varios minutos.
Ya en la recta final, apareció con sombrero blanco y pantalones de cuero para homenajear a José Alfredo Jiménez, cerrando un círculo de respeto a los grandes de la música mexicana.
Una noche para recordar
El broche llegó con El Rey, himno inmortal de su padre, cantado a coro por casi 9.000 gargantas. Así se despidió Alejandro Fernández de Koruña, con un concierto que muchos recordarán como uno de los más redondos que han pasado por el Coliseum en los últimos años.
Koruña vivió unha noite de emoción mexicana, de mariachis, rancheras e homenaxes. Un “sold out” de libro que deixou o listón tan alto como o ceo estrelado da noite
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