De blanco impoluto, mimetizada con una de las estrellas del cielo coruñés y acompañada solo de un piano, Luz Casal ofreció un concierto inolvidable en la cúpula del Monte de San Pedro. Fue el segundo de los recitales organizados por Inditex para celebrar los 50 años de la primera tienda Zara en el mundo, y en él la artista de Boimorto demostró por qué sigue siendo una de las voces más queridas de Galicia.
El espacio, rehabilitado para la ocasión, acogió a apenas doscientas personas que lograron entradas fugaces, agotadas en minutos. El martes 26 de agosto, a las 21:15, con puntualidad casi gallega, salió al escenario su inseparable pianista Baldo. Con un «boas noites», las luces se apagaron y solo la decoración planetaria iluminó a la cantante, creando la atmósfera de un universo íntimo y cercano.
Un escenario que giraba como un satélite
El concierto tuvo un detalle especial: el escenario móvil. A baja velocidad, el público rotaba alrededor de Luz Casal, como si orbitase a una estrella, reforzando la sensación de que cada nota envolvía el espacio.
Luz Casal actuó en la noche del martes en la Cúpula Atlántica. Foto de Zara. |
«Lo eres todo» fue la canción que rompió el silencio y encendió los primeros aplausos de una velada que mezcló lo clásico y lo nuevo, lo íntimo y lo cinematográfico. Después, Luz se dirigió al público en gallego para agradecer la invitación: «O primeiro que debo dicir é grazas pola oportunidade de estar nesta cidade tan importante para min… grazas por sumarme aos 50 anos dun éxito arrollador».
Canciones de amor, homenajes y recuerdos
Cenizas y Historia de un amor marcaron el tono desgarrado y cercano, hasta llegar a No me importa nada, que levantó al público y fue dedicada a las mujeres. El repertorio avanzó entre clásicos como Sentir y estrenos de su nuevo disco, que saldrá en noviembre, con temas como Todo cambia o Lágrima.
Uno de los momentos más emotivos fue el recuerdo a su padre con Un nuevo día brillará, cantada junto a las palmas del público en un homenaje compartido. También regresaron joyas prestadas de su vínculo con el cine, como Piensa en mí y Un año de amor, ambas inmortalizadas en las películas de Pedro Almodóvar.
La emoción alcanzó su cénit cuando, con las cortinas de la cúpula descorriéndose y la noche entrando de lleno, Luz entonó Negra Sombra. El silencio reverencial del público dio paso a un aplauso ensordecedor que selló el encuentro a las 22:39.
Una noche para el recuerdo
Luz Casal cerró con Ese pedazo de cielo, dedicada al lugar que la acogió, antes de despedirse con palabras que quedaron grabadas: «Cada vez que regrese aquí, recordaré esta noche; espero que vós tamén a recordedes».
Los gritos de «¡otra, otra!» no lograron prolongar el repertorio, pero lo vivido por esos pocos privilegiados quedará en la memoria de Koruña. Porque hay conciertos que no solo se escuchan: se sienten, se viven y se llevan grabados para siempre.
Lo que opinan los koruñeses
En los comentarios de La Voz de Galicia, muchos lectores expresaron malestar:
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Algunos pedían mejor organización y se preguntaban por qué no se hizo un gran concierto en el exterior del Monte, abierto a miles de personas.
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Otros denunciaron la opacidad en la distribución de entradas, asegurando que nunca hubo una verdadera opción de conseguirlas.
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Varias voces criticaron que un espacio público como la cúpula del Monte de San Pedro se usase “como propio” por una empresa privada, preguntándose qué tipo de concesión lo permite.
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Hubo quien lo defendió, recordando que la cúpula estaba abandonada y que al menos ahora luce gracias a la inversión de Inditex.
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