Segundo empate consecutivo de un Dépor que continua invicto y líder pero sufriendo en los dos últimos partidos y sin demostrar esa superioridad que hasta ahora había mostrado en casi todos los partidos anteriores. Lo mejor es su remontada, la aparición de un Yeremay que va camino de ser uno de los grandes jugadores de toda la historia del club herculino y la consistencia de este equipo, lo peor, que ya los rivales empiezan a saber como plantaer los partidos para frenar las ofensivas blanquiazules y aprovechar sus descuidos atrás.
Riazor olía a partido grande desde temprano. El viento del Orzán traía ecos de ilusión y un cierto cosquilleo en el aire. Llegaba el Almería, un viejo conocido de Primera, un peso pesado de la categoría, y el Dépor —nuestro Dépor— lo recibía con los brazos abiertos, con la grada entregada y la esperanza intacta. No fue una tarde sencilla, pero sí una de esas que devuelven la fe: de las que uno sale del estadio pensando que hay equipo, que hay juego, y que hay un chaval canario que está tocado por los dioses del balón.
El partido empezó con el Deportivo mandando desde el primer toque. Los de Hidalgo, fieles a su guión, buscaron el balón, lo mimaron y lo movieron con sentido. Soriano, Villares y Patiño trenzaban el juego en la medular, mientras la electricidad de Yeremay iluminaba la banda izquierda, con Quagliata siempre ofreciéndose y Mulattieri presionando como un poseso. Era un Dépor de voluntad y de ideas, que crecía cada vez que el balón pasaba por los pies del canario.
A los diez minutos, Riazor ya había celebrado un caño de Yeremay como si fuera un gol. Se lo hizo a Chirino, con una facilidad insultante, y en un segundo el estadio rugió. No terminó en disparo, pero sirvió como aviso de que el espectáculo, ese que escasea tanto en los campos de Segunda, estaba servido en bandeja.
Luismi estuvo muy opacado por la presion del rival. Foto de O.C. |
El Almería, sin embargo, no vino de paseo. Pese a su irregular arranque liguero, tiene oficio, calidad y galones. Leo Baptistao y Nico Melamed fueron los encargados de asustar a Parreño con una jugada trenzada que acabó en córner. Y en ese saque de esquina llegó el golpe: centro milimétrico de Melamed, cabezazo de Bonini y el balón al fondo de la red. 0-1 y silencio en Riazor. Despiste en la marca de Barcia y Parreño "a velas vir". El primer tanto que encajaba el Dépor en casa esta temporada. Un mazazo inesperado.
Antonio Hidalgo vio la tarjera amarilla por protestar. Foto de O.C. |
Por momentos, el equipo se atascó. Las protestas al árbitro, los balones divididos, los contactos innecesarios… todo parecía salirle cruz. El Almería sabía presionar y hacerse con el balón entorpeciendo el juego trenzado del Dépor, adueñándose del centro del campo y neutralizando a los deportivistas más ofensivos (Luismi, Soriano, Yeremay y Mulattieri). Pero el alma del Dépor volvió a brotar al filo de la media hora. Soriano y Yeremay se asociaron, Quagliata dobló por fuera y Villares, en carrera, mandó el balón al cielo cuando el gol ya se cantaba. Fue el preludio del despertar.
Gran labor la que hace Mulattieri pero como delantero centro no termina de materialzar en gol todo su esfuerzo, aunque lo persigue pero nunca lo alcanza.. Foro de O.C. |
El Dépor empujaba, pero el balón no quería entrar. Mulattieri lo intentó en tijera, en cabezazo, en carrera… pero nada. Faltaba el último toque, el colmillo. El descanso llegó con una sensación agridulce: dominio, ocasiones, pero sin recompensa.
Yeremay, la luz del segundo acto
El segundo tiempo arrancó con la misma tónica: el Dépor mandando y el Almería defendiendo con oficio. Hidalgo no tardó en mover ficha: fuera Patiño, dentro Eddahchouri. Dos puntas, dos dagas, y el estadio rugiendo. El cambio surtió efecto inmediato. El equipo ganó metros, los centros empezaron a caer al área como olas y Riazor recuperó el pulso.
Ximo Navarro, que empezó de central y acabó convertido en extremo, fue un martillo por la derecha. Una internada suya acabó con un pase raso perfecto que Mulattieri remató alto, muy alto. El italiano, trabajador incansable, seguía negado con el gol. La grada, sin embargo, lo aplaudió. Se le ve entrega, aunque el gol siga escondido.
El Almería, por su parte, aguardaba su momento. Melamed seguía siendo el más peligroso, con diagonales que exigían lo mejor de Barcia y Loureiro. Pero el Dépor, con corazón y fútbol, tenía decidido que el partido no se le escaparía.
Y entonces, el momento. Minuto 63. Yeremay recibe el balón en el vértice izquierdo del área. Amaga, recorta, busca su perfil y suelta un derechazo seco, preciso, imposible. El balón pega en la madera y entra con un sonido que se escuchó hasta el paseo marítimo. Riazor estalla. Yeremay corre hacia la grada con el gesto sereno de quien sabe que acaba de firmar una obra de arte. El empate, justo y hermoso.
Comienzo de la gran jugada de Yeremay que acaba en uno de los mejores goles que se han visto en Riazor en los últimos años a favor del Dépor Foto de O.C. |
Partido y gol para recordar de Yeremay. Foto de OC. |
Media hora de locura y corazón
Quedaban más de treinta minutos y el Dépor lo quiso todo. Hidalgo, valiente, metió a Stoichkov y Noubi, buscando más chispa en ataque. Eddahchouri empezó a correr cada balón al espacio como si fuera el último. Luismi, con la portería delante, perdonó el segundo. Ximo, ya en plan héroe, se tropezó en el área cuando tenía el disparo franco, el sobresfuerzo evitó su remate y provocó su lesión.
Momento en el que se lesiona Ximo. Foto de O.C. |
El pitido final dejó una mezcla de orgullo y frustración. El Dépor había hecho méritos de sobra para ganar, pero la falta de acierto —esa vieja condena— le impidió sumar los tres puntos. Aun así, la sensación general fue otra: la de un equipo que juega, que cree, que pelea cada balón y que tiene en Yeremay un líder con talento de Primera.
Los héroes de Riazor
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Yeremay (8): Un gol de bandera, una actuación de estrella. Cada jugada suya huele a peligro.
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Ximo Navarro (7): De central a extremo sin despeinarse. Motor del segundo tiempo.
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Mario Soriano (7): Inteligente, vertical, incansable. El cerebro del juego.
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Quagliata (7): Desbordante y constante, un puñal por su banda.
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Mulattieri (5): Lo dio todo, pero falló donde más duele.
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Germán Parreño (6): Seguro bajo palos, sin culpa en el gol.
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Villares (6): Corazón y recorrido, aunque sin fortuna en el remate.
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Eddahchouri (6): Entró con ímpetu y agitó el ataque.
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Luismi (6): Tuvo una clarísima y la perdonó.
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Stoichkov (6): Calidad en pocos minutos.
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Noubi (5): Aportó equilibrio en el tramo final.
No fue una victoria, pero sí un paso adelante. Ante un rival que apunta al ascenso, el Dépor mostró carácter, fútbol y fe. Riazor, como en las grandes tardes, acompañó hasta el final. Yeremay volvió a brillar, a emocionar, a recordarnos que en el fútbol todavía hay lugar para la belleza.
Escotet lejos de ser un presidente en la sombra, últimamente se está involucrando mucho en el club, dejádose ver por Riazor. Foto de O.C. |
El Dépor sigue creciendo, y aunque el marcador no refleje todo lo que pasó en el césped, hay algo que se siente más fuerte que nunca: este equipo tiene alma. De momento mantiene el liderato aunque con muchos equipos a una victoria o menos y es el único equipo de las dos ligas profesionales españoles que todavía está invicto.
Despedida del púbico de los jugadores del Dépor Foto de O.C. |
Y en Koruña, cuando el balón pasa por las botas de Yeremay, hasta las gaviotas del Orzán frenan el vuelo para mirar.
Incidencias del partido
1 Deportivo: Germán; Ximo (Noubi, min 64), Loureiro, Barcia, Quagliata; Villares (José Ángel, min 88), Patiño (Eddahchouri, min 54); Luismi Cruz (Herrera, min 88), Mario Soriano, Yeremay; y Mulattieri (Stoichkov, min 64).
1 Almería: Andrés Fernández; Chirino, Nelson Monte, Bonini, Álex Muñoz; Dzodic (Gui Guedes, min 66), André Horta (Baba, min 66); Arnau (Soko, min 58), Sergio Arribas, Melamed (Perovic, min 88); y Baptistão (Luna, min 58).
Goles: 0-1, min 22: Bonini; 1-1, min 62: Yeremay.
Árbitro: González Esteban (Comité vasco). Amonestó a los deportivistas Luismi Cruz (min 19), al entrenador Antonio Hidalgo (min 25), Ximo (min 45), Villares (min 65), así como a los visitantes Álex Muñoz (min 28), Dzodic (min 54) y Soko (min 71).
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