Otro capítulo de "Héroe a Villano": Lendoiro al paredón

El que fuera artifice del mayor espectáculo deportivo de todos los tiempos en Galicia, el Deportivo, junto con algunos de sus colaboradores está ahora rindiendo cuentas por las irregularidades que cometió en sus tres décadas de presidente blanquiazul. Agusto César Lendoiro vuelve al banquillo del juzgado después de haber sido acusado por dos accionistas.

Leña del árbol caído

Augusto César Lendoiro sentando delante del juez como un emperador derrotado y deshonrado a la espera de saber su condena o cómo será ejecutado. En sus mejores momentos sus victorias le sirvieron para ser el líder indiscutible de la revitalizada mejor institución deportiva de la ciudad. Incluso fue profesionalizado por los socios con un pago del 1% del presupuesto del club. Arriesgó para ganar hasta que la situación se hizo insostenible y las impagables deudas pusieron fin a su partida de cartas, con más faroles que naipes en su haber.

Ahora toca huir y en esas está, con sus años de experiencia, aunque algo más lento por la edad, se escapa de sus perseguidores que le intentan echar el lazo. En esta ocasión dos socios le acusan de delitos societarios. El de Corcubión quiso eludir la cita con una apelación que ha sido denegada por el juez. También tendrán que pasar y están ya declarando como investigados otros ex directivos del club.  Se abre así definitivamente una especie de jucio de Nuremberg a los responsables de los "crímenes" cometidos en el Deportivo durante el largo régimen lendórico. 

Lendoiro

20 años de la marcha de Bebeto

Coincidiendo con este proceso judicial, esta semana se ha cumplido la efeméride de una fecha triste para el Deportivo. Hace dos décadas el mejor delantero de toda la historia del Dépor, Bebeto, decidió romper con el club para volver a su tierra, después de cuatro maravillosos años jugando en Koruña. Con él y su compatriota Mauro Silva el club inció su ciclo dorado y en Riazor se vivió el mayor espectáculo deportivo que hasta entonces se había podido disfrutar en toda Galicia. La apuesta de jugarles de tú a tú en los despachos a los grandes introdujo en el guión de campeones a un club que tenía el papel de mera comparsa, aunque el recorrido iba a ser limitado, quizás no tanto como en un principio se pensaba ya que se mantuvo un nivel de competitividad excelente durante más de una década. Curiosamente de todo aquello, solo parece quedar el buen recuerdo de los jugadores y algún entrenador como el homenajeado recientemente, Arsenio Iglesias.

Para el olvido y el escarnio ha quedado el cerebro de aquel reto deportivo que nadie hubiera creído posible. Esperemos que las futuras generaciones sean más benevolentes con el recuerdo de Lendoiro, tal y como ha pasado en la historia aunque solo dicen que los vencedores son los que son mejor tratados.
Quizás sean más los defensores de este polémico personaje cuando quede mucho más lejos los años gloriosos del Deportivo, sobre todo en los próximos años que nos esperan en los que el fútbol profesional hace imposible proyectos de clubes que no se vendan al mejor postor, generalmente un inversor extranjero, desvirtuando más el concepto de lo que es una entidad deportiva perteneciente a un grupo de aficionados.   Puede haberle hecho morder el polvo al Madrid y al Barça bien merece toda una vida.   

De momento el expresidente blanquiazul deberá afrontar otro juicio de tantos que posiblemente le puedan esperar hasta el final de sus días más cerca que lejos del destierro o los barrotes de la cárcel, no sería el primer máximo directivo de fútbol español que da con sus huesos en prisión.