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lunes, 20 de octubre de 2025

El Deportivo vuelve a perder, esta vez contra el Racing (2-1)

El Deportivo volvió a marcharse con las manos vacías, y ya van dos derrotas seguidas. En Santander, el equipo de Antonio Hidalgo vivió un partido de montaña rusa, de los que abren con ilusión y acaban con el alma en un puño. Cayó (2-1) ante un Racing que fue más constante, más físico y más eficaz, pero el Dépor, pese a sus costuras, volvió a dejar argumentos para creer que el rumbo no está del todo perdido y todavía hay esperanzas para que no caiga en el pozo. 

El encuentro empezó con una sonrisa. Apenas se acomodaban los hinchas en las gradas cuando una conexión entre Mella y Soriano destrozó el orden cántabro. El madrileño puso un centro raso que Mantilla, en su intento de despeje, empujó a la red propia. Gol tempranero y júbilo deportivista. La hinchada blanquiazul, refugiada en la esquina del Sardinero, cantaba a pulmón abierto. El equipo parecía tenerlo donde quería: marcador a favor y la sensación de que, cada vez que salía de la cueva, podía hacer daño.


Eddahchouri rozó el 0-2 con un disparo de esos que se van besando el palo. Pero el fútbol, caprichoso, giró. A medida que el Racing fue apretando las líneas y emparejando la salida desde atrás, el Dépor empezó a sufrir su vieja enfermedad: la imposibilidad de construir desde la calma y su falta de energía para imponerse en los momentos difíciles. Se atascó. No encontró rutas limpias para salir con la pelota y acabó regalando metros y balón. El Racing olió la sangre y se lanzó al cuello. Parreño sostuvo al equipo con varias paradas de mérito, pero la presión acabó rompiendo la presa.

En el añadido del primer tiempo, un balón aéreo ganado con más fe que técnica terminó en el área pequeña. Facu González lo empujó dentro, entre protestas por una posible mano que el VAR no corrigió. Empate al descanso. Sensación de haber perdido el control.

No hubo reacción

En el segundo tiempo, Hidalgo movió piezas: Mulattieri por Eddahchouri. Después, el técnico catalán reajustó con la entrada de Noubi y más tarde de Stoichkov, Escudero y Rubén López, buscando piernas y carácter. Pero el Dépor seguía atrapado entre la necesidad de resistir y la obligación de proponer. En medio de ese limbo táctico, el Racing encontró la rendija definitiva: Jeremy Arévalo, un chaval con descaro y potencia, rompió por la derecha, combinó con Canales y firmó el 2-1.

A partir de ahí, el partido se convirtió en una prueba de fe. El Racing tuvo oportunidades para golear después de que el rival dejase más´huecos.  El Dépor, herido, reaccionó con orgullo. Mulattieri tuvo el empate, Stoichkov también, pero en ambos casos se encontraron con un muro llamado Ezkieta, que se agigantó bajo los palos. La parada al cabezazo a bocajarro de Noubi en el 85’ quedará en los resúmenes de la jornada: reflejos felinos, brazos de acero. Ni siquiera la última de Stoichkov, tras una genial asistencia de Mella, pudo romper la maldición.

El equipo lo intentó hasta el final, con jugadores fundidos, Mella exhausto y Escudero tocado. La grada local rugía, y el Dépor empujaba con el corazón más que con las piernas. Pero el gol no llegó.

Un Dépor que no se rinde, pero que se repite

El Deportivo lleva cuatro jornadas sin ganar, dos derrotas consecutivas y la sensación de que algo se ha torcido en el camino. Lo que antes era control y equilibrio ahora se ha vuelto ansiedad e improvisación alocada. Marcar pronto parece castigo más que premio: el equipo se repliega, sufre y no sabe recuperar el balón. Hidalgo, que movió el sistema a una línea de tres en defensa y laterales largos, no logra aún que el conjunto combine solidez y soltura.

Gragera no encuentra su mejor versión, Loureiro se ve superado en duelos físicos, y el equipo sufre cada balón aéreo. En ataque, falta mordida. Eddahchouri, Mulattieri y Stoichkov alternan apariciones fugaces con largos tramos de silencio. Solo Yeremay, Mella y Soriano mantienen una chispa distinta, capaces de alterar el guion.

Ezkieta, el verdugo invisible

El nombre propio del partido fue Javier Ezkieta, portero del Racing. Sus paradas salvaron al conjunto cántabro, que sabe lo que es sufrir ante un Dépor siempre peligroso cuando se suelta. Sus reflejos ante Noubi y Stoichkov definieron el resultado más que cualquier jugada táctica.

Noubi y Mella en el suelo tras la derrota.  Foto de Opinion Coruña

El termómetro del mes de octubre

Lo que en septiembre era ilusión, en octubre se transformó en el choque con la realidad de este equipo. El Dépor ha sumado solo dos puntos de los últimos doce. Y aunque los números no siempre explican las sensaciones, el equipo transmite una mezcla de agotamiento físico y dudas tácticas con un preparador físico que no deja de hacer cambios como el que aporrea un piano a la espera de dar con la tecla correcta. Sin embargo, no hay desplome ni fractura: hay frustración, sí, pero también ganas por volver a recuperarse y llegar a superar a los rivales. 

La afición sigue. En Santander se escucharon los cánticos de los desplazados hasta el final, incluso cuando el 2-1 ya pesaba como un bloque de cemento. El Dépor cayó, pero compitió. Le faltó eficacia, le sobró nervio, pero no le faltó alma.

El próximo fin de semana, Riazor volverá a abrir sus puertas. Y allí, el equipo tendrá la oportunidad de redimirse. Porque si algo ha demostrado este Deportivo es que no se deja morir sin pelear. Y aunque el viento sople en contra, en Koruña siempre hay esperanza: basta con mirar al mar y recordar que hasta las mareas más bravas acaban volviendo a su nivel normal.

Valoración global del Dépor en El Sardinero (Racing 2 – Dépor 1)

El Deportivo volvió a Koruña con la sensación de haber dejado escapar algo más que tres puntos. Dos medios coinciden: hubo buenos tramos, pero los errores atrás y la falta de pegada volvieron a condenar al equipo. Así rindió, uno a uno, cada jugador blanquiazul.


Germán Parreño – 4,5/10

Tuvo trabajo, sobre todo en la primera parte, donde realizó dos paradas de mérito. Sin embargo, en el primer gol su despeje defectuoso generó el empate, y en el segundo fue superado sin respuesta. Se le notó nervioso en algunos balones aéreos, pero evitó una derrota más amplia.
Conclusión: partido irregular; brillante por momentos, pero con errores clave que costaron caro.


Miguel Loureiro – 5/10

Regresó al eje de la defensa. Comenzó sólido, pero volvió a sufrir en el juego aéreo, especialmente frente a Jeremy Arévalo, a quien pierde en la marca del 2-1. Correcto en salida de balón, aunque menos intenso en los duelos.
Conclusión: aplicó oficio, pero su fallo en el segundo gol empaña un partido que pudo ser notable.


Dani Barcia – 5,5/10

Empezó firme, rápido al corte y bien posicionado, pero le faltó contundencia dentro del área. Tuvo trabajo constante y, aunque no cometió errores groseros, se vio desbordado en los momentos calientes.
Conclusión: correcto, aunque sin la autoridad de otras jornadas. Cumple, pero no lidera.


Giacomo Quagliata – 5,5/10

Le tocó un papel doble: central en defensa y lateral en ataque. Supo adaptarse, hizo faltas tácticas necesarias y ofreció energía. Sin embargo, sufre al retroceder y no siempre midió bien las coberturas.
Conclusión: cumplidor y trabajador; uno de los más comprometidos, aunque sin brillantez.


José Gragera – 4/10

Hizo de pivote entre centrales, pero se vio lento y sin ritmo. Errático en los despejes y algo impreciso en los pases largos. Fue sustituido pronto y su salida dio más aire al equipo.
Conclusión: gris y sin confianza. Necesita rodaje y continuidad.


Villares – 5,5/10

Un todoterreno en la medular: esfuerzo constante, recuperación y algunos tramos de liderazgo. Rompió líneas en la primera parte, pero terminó fundido.
Conclusión: sufre por exceso de responsabilidad; esfuerzo incuestionable, claridad escasa.


Luismi Cruz – 4,5/10

Alternó la banda y el interior sin demasiado éxito. Participó poco en la creación y se fue diluyendo con los minutos. Mejoró algo cuando se cerró por dentro.
Conclusión: discreto; su fútbol apareció a ráfagas, sin peso real en el juego.


Mario Soriano – 6/10

De lo mejor del Dépor. Fue el origen del 0-1 con su pase raso al área y supo interpretar bien las jugadas de ataque. Perdió presencia al avanzar el partido, pero siempre aportó criterio.
Conclusión: cerebro y asistente; necesita socios más constantes para brillar.


Yeremay – 5,5/10

Tuvo chispa en el arranque y dejó varios regates marca de la casa, sobre todo ante Mantilla. Pero le faltó precisión en los pases finales y algo de físico en la segunda mitad. En defensa ayudó lo justo.
Conclusión: eléctrico al principio, pero se fue apagando; sigue siendo la chispa del equipo, aunque con intermitencias.


David Mella – 6,5/10

El mejor del Dépor. Incansable, profundo y siempre encarando. Creó peligro constante y fue clave en la jugada del gol. Sus centros generaron las mejores ocasiones del segundo tiempo.
Conclusión: volvió del Mundial con energía renovada; el más fresco y desequilibrante. MVP blanquiazul.


Zakaria Eddahchouri – 4/10

Tuvo una buena acción personal que pudo ser el 0-2, pero desapareció después. Perdió muchos duelos y no supo generar espacios.
Conclusión: escaso protagonismo; empieza a necesitar descanso o competencia real arriba.


Los suplentes

Samuele Mulattieri – 4,5/10

Tuvo ocasiones, pero sin acierto. Participativo, aunque errático en la definición.
Conclusión: genera peligro, pero falla demasiado.

Lucas Noubi – 4,5/10

Dispuso de una ocasión clara para empatar, pero la mandó al cuerpo del portero. Aporta físico, pero no serenidad.
Conclusión: intensidad sin premio.

Stoichkov – 5,5/10

Tuvo tres ocasiones claras y fue el que más empujó en el tramo final, aunque se topó con un muro llamado Ezkieta.
Conclusión: activo y peligroso; mereció marcar.

Sergio Escudero – 4/10

Entró para reforzar atrás, pero terminó lesionado. Sin incidencia real en el juego.
Conclusión: paso fugaz, mala fortuna física.

Rubén López – 4/10

Puso ganas y energía, pero sin peso en el partido.
Conclusión: entusiasmo juvenil, poco impacto.


Balance general

SectorValoración media
Defensa5,1
Mediocampo4,9
Ataque5,3
Suplentes4,7
Nota media del equipo5,0

Conclusión general

El Dépor no jugó un mal partido, pero volvió a pecar de lo mismo: fragilidad atrás y falta de colmillo arriba.
Mella fue el pulmón, Yeremay el chisquero que enciende la mecha —aunque esta vez se apagó pronto—, y Soriano el metrónomo. Pero el resto del equipo se vio arrastrado por un Racing que corrió más y creyó más.

El 5 de nota global refleja bien lo que fue El Sardinero: un partido a medio camino entre la esperanza y la frustración.
El Dépor no se desmorona, pero se desdibuja. Y eso, en esta liga tan corta de aire, es casi lo mismo.

Indicencias del partido

Racing de Santander: Ezkieta, Mario García (Yeray, m.88), Facu, Pablo Ramón, Mantilla (Castro, m.46); Maguette (Íñigo, m.73), Puerta; Andrés Martín, Peio Canales, Íñigo Vicente (Suleiman, m.78); y Jeremy (Villalibre, m.73).

Deportivo: Parreño; Mella, Loureiro, Barcia (Escudero, m.65), Quagliata (Stoichkov, m.65); Soriano (Rubén López, m.67), Gragera (Noubi, m.56), Villares, Luismi Cruz; Yeremay y Eddahchouri (Mulattieri, m.46)

Goles: 0-1, m. 12: Mantilla (pp.). 1-1, m.45+4: Facu. 2-1, m.60: Jeremy.

​Árbitro: Salvador Lax Franco (Murcia). Amonestó a Mantilla, a Maguette y Pablo Ramón del Racing y a Loureiro, del Deportivo.

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