El buen tiempo ya es historia. El otoño, con su humor cambiante y su olor a tierra mojada, empieza a dejarse notar en Koruña. Tras un fin de semana revuelto, la semana seguirá igual de caprichosa, con lluvias intermitentes, cielos grises y temperaturas en descenso.
La AEMET ha activado la alerta amarilla por lluvias y temporal costero. No es para menos: una cadena de frentes atlánticos cruzará Galicia de oeste a este, dejando precipitaciones persistentes y un ambiente fresco que pondrá fin a los últimos restos del veranillo. Se espera que las lluvias puedan dejar hasta 40 litros por metro cuadrado en 12 horas, especialmente entre las 18:00 del lunes y las 05:59 del martes.
El retroceso del Anticiclón de las Azores de las Islas Británicas ha dejado el paso al aire polar con el que se sucederán borrascas atlánticas.
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| Mapa que muesta la probabilidad de precipitaciones los próximos días. |
El mar tampoco se queda quieto. Los vientos del oeste y suroeste, de 50 a 61 km/h (fuerza 7), azotarán la costa con una mar combinada de 4 a 5 metros, sobre todo en la zona de Ortegal-Bares. Así que conviene admirar el espectáculo desde tierra firme, y no desde el espigón del Orzán, que estos días promete espectáculo… pero también algún susto.
La alerta amarilla se mantendrá activa al menos hasta el miércoles, y aunque el jueves o viernes podría llegar una tregua, el ambiente seguirá húmedo, con cielos nublados y temperaturas máximas rondando los 15 grados. Eso sí, el descanso podría durar poco: un nuevo frente, asociado a una borrasca que se pasea por las islas Británicas, amenaza con volver a traer lluvia y viento antes del fin de semana.
Koruña en modo otoño
Las calles ya huelen a castañas asadas y las bufandas han vuelto a salir del armario. En los cafés del centro, las conversaciones giran en torno al tiempo, y más de uno reconoce que el ruido de la lluvia contra los cristales tiene algo de consuelo.
El mar ruge, las hojas caen, y el aire trae ese frescor que anuncia el cambio de estación. Koruña vuelve a ser la de siempre: la ciudad donde el paraguas es parte del paisaje y donde, entre nube y nube, siempre se cuela un rayo de luz que nos recuerda que incluso los días grises tienen su encanto.
Y así, con el Atlántico marcando el compás, comienza otro otoño en nuestra esquina del mundo: mojado, ventoso y deliciosamente koruñés.
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