El Dépor acaba de dar su primer gran tropiezo de la temporada. Para muchos seguidores, periodistas y analistas deportivos, es un simple tropiezo después de una excelente trayectoria en 8 jornadas, pero no se puede obviar las grandes carencias que mostró la escuadra herculina en la noche del domingo en el estadio del Málaga. ¿Puede ser contraproducente la euforia con la que se ha comenzado este temporada? ¿Se ha sobrevalorado esta plantilla, en boca de algunos expertos, la mejor de los últimos tiempos? ¿Puede Soriano salir echando pecho de su proyecto? Dudas que se resolverán a lo largo de la competición.
Empezaba el R.C. Deportivo la Liga Hypermotion de manera fulgurante mostrando un rendimiento que pronto hizo pensar en el ascenso como objetivo alcanzable. En verano se había destrozado el proyecto de la 24-25 y el mismo autor, el director deportivo, Fernando Soriano. Una veintena de futbolistas fueron descartados junto al entrenador. Los cambios, con futbolistas que solo conocían los muy atentos a los datos de transfermarkt a niveles de PC Fútbol y especialistas en la Liga Hypermotion, han funcionado durante los primeros dos meses de competición, hasta tal punto de que el Dépor ha sido líder de la categoría. A esto hay que sumar la retención de las dos grandes figuras ahora mismo del club, Mella y Yeremay que junto a Villares y el nuevo canterano sumado a los imprescindibles, Barcia, ha dado alas a la denostada cantera, de la que siempre se espera más.
Las incorporaciones de peloteros como Luismi, Mulattieri o Loureiro han sido recibidas como si fueran grandes fichajes por los deportivistas. Escotet, también se ha unido a la fiesta, con sus mensajes llenos de grandes promesas y su gran proyecto en el que se convirtió en protagonista, lejos ya de poner a testaferros en el palco presidencial. Fue la estrella en la presentación del nuevo Abegondo que dará al Dépor una nueva era de grandes jugadores formados allí. Así empezábamos el verano....
Llega el otoño, la campaña de tuerce
La historia nos puede mostrar grandes momentos en los que imperios y poderosos ejércitos confiados en su infabilidad, llenos de soberbia, quizá dejándose llevar por su exceso de estima, han descuidado esos factores menores que al final han sido determinantes. En un otoño de septiembre, el César Augusto, no Lendoiro, vio como en la máxima extensión de su imperio, El gobernador Varo se enterró con tres legiones en el Bosque de Teoburgo tras la emboscada y traición del germano Arminio. Felipe II hundió su flota en su camino hacia Flandes para invadir Inglaterra, en un plan perfecto con el que iba a dominar Europa. Napoleón tuvo su punto de inflexión en las estepas rusas cuando no consiguió dar caza al Zar en Moscú y Hitler tuvo su inicio del fin en el invierno de Stalingrado con su imparable Werhmarcht...
Nuestra particular batalla histórica que marca esta temporada 25-26 será el 3 a 0 de La Rosaleda. Sí. Es cierto que el resultado ha sido abultado y por dominio y oportunidades, más fallos arbitrales, pudo ser otro. La razón para considerar este partido como el más significativo de este año futbolístico es porque se evidencian las carencias del equipo, hasta ahora ocultas por los resultados pero que con el paso de las jornadas van siendo cada vez más determinantes.
En la defensa, hay grandes defectos como se ha visto en Málaga, con errores impropios de un club que quiere ser aspirante al ascenso. Comas y Escudero no son jugadores para un recambio seguro. Loureiro fuera de su posición fue un colador. En la parte organizativa y ofensiva, el Deportivo lleva tres jornadas en las que los rivales saben como anular la eficiencia que hasta ahora mostraba el equipo, más con el bluff de este año Grajera. Y arriba los grandes delanteros centros y medias puntas, ahora son fallones y torpones o es que las expectativas eran excesivas (como si fueran supercracks, sin que nadie se percate que son jugadores de segunda).
El tiempo de sopresa de Antonio Hidalgo, su Blitzkrieg particular, ya no engaña como en las primeras semanas. A los de la Hidalgueta ya le han cogido la matrícula y siempre tienen al policía de tráfico bien escondida para mandarla al arcén.
Por todo ello, la derrota de La Rosaleda para en seco la eufórica marcha del deportivismo, con todas las luces encendidas por los defectos de la máquina, forzada hasta que han saltado las tuercas y gripó. Las piezas nuevas vuelven a dar los fallos familiares de las viejas y otra vez recordamos las ñapas de otros años. Ahora empieza la Liga de siempre, la de cada partido donde habrá que ir a sacar cada punto con esa incertidumbre que nos puede hacer perder ante un colista como el Málaga; luchar por el ascenso, el play off o eludir los puestos de descenso. Ni F. Soriano es ahora el nuevo Monchi del mejor Sevilla, ni Escotet un Lendoiro de los 90 rejuvenecido... No hay más cera de la que arde, y así como nos han vendido un Depor de ascenso, también han engañado a la afición pintando, colocando lonas y poniendo un césped decente en Abegondo. Ojo con los que dan duros por pesetas, o dirigen entidades con ánimo de lucro...
Y hablando de Stalingrados nazis, si el particular de este año puede ser La Rosaleda, el de la historia del Dépor fue aquella semifinal de la Champions contra el Oporto en la que el Dépor cayó eliminado . Desde ese momento, la ambición de Lendoiro, sin la posiblidad de seguir alimentando a la máquina con una ampliación de capital popular, acabó en el hundimiento económico del club que ya no pudo seguir compitiendo por grandes metas y el fin de la era de Lendoiro en 2014, una época que transformó al Dépor y a sus aficionados que sueñan con poder volver a vivir un tiempo parecido.
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