Si en Sevilla la lluvia es una maravilla, en Koruña puede ser una auténtica pesadilla. Ayer por la tarde, los koruñeses —ya poco acostumbrados al agua— fueron sorprendidos por un chaparrón de los que hacen historia. En cuestión de minutos, el cielo se abrió y la ciudad se convirtió en un laberinto de balsas, charcos y atascos.
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| El chaparrón sorprendió a algunos en pleno paseo. Foto de El Ideal Gallego. |
Quienes habían salido sin paraguas tuvieron que correr a refugiarse donde pudieron, mientras las calles se transformaban en improvisados canales. El tráfico se volvió un caos en varios puntos: el paseo marítimo, la plaza de A Palloza, la avenida del Ejército o la glorieta del Pavo Real fueron algunos de los lugares donde la lluvia se cebó con fuerza. En A Palloza, las proximidades de la antigua Fábrica de Tabacos parecían más bien una piscina olímpica.
Tampoco se libraron Matogrande, Casablanca o la avenida de Arteixo, donde las balsas de agua hicieron de las suyas y las retenciones desesperaron a conductores y peatones por igual. El túnel de Eirís tuvo que ser cortado, bloqueando el acceso al puerto y a Os Castros.
En definitiva, un chaparrón de los que ponen a prueba tanto la paciencia como las alcantarillas koruñesas. Y mientras la lluvia golpeaba los cristales y los charcos se agrandaban, Koruña volvía a parecerse a sí misma: gris, hermosa y un poco triste, como si necesitara un buen chapuzón para limpiar el alma después de tanto sol y rutina.
Galicia bajo el temporal: llega la borrasca Benjamin con lluvias, viento y mar de fondo
Galicia ha vuelto a su esencia: gris, húmeda y ventosa. Después de semanas de calma, la comunidad ha perdido el “escudo anticiclónico” que la protegía, y las borrascas han encontrado la puerta abierta para entrar sin pedir permiso. Desde el domingo, los frentes han descargado lluvia a raudales sobre el noroeste peninsular, dejando los mayores acumulados de agua de los últimos cuatro meses.
Y esto no ha hecho más que empezar. En las próximas 24 horas, la lluvia vendrá acompañada de viento. La protagonista del episodio es Benjamin, la nueva borrasca bautizada por Météo-France, situada al noroeste de la Bretaña francesa. Aunque su presión mínima no bajará de los 985 milibares, el verdadero problema está en el llamado gradiente de presión: la diferencia entre la borrasca y el anticiclón subtropical al suroeste de la península alcanza los 40 milibares, suficiente para que las isobaras se compriman sobre Galicia y el aire corra con fuerza.
¿El resultado? Rachas que pueden superar los 80 kilómetros por hora, con picos por encima de los 100 km/h en los puntos más expuestos del norte. De hecho, Cedeira ya ha registrado más de 100 km/h y Viveiro ha alcanzado los 94 km/h. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha activado avisos por viento y lluvia en prácticamente toda la comunidad, especialmente en el noroeste de Koruña y en Pontevedra, donde podrían recogerse 40 litros en 12 horas y 15 litros en una sola hora, respectivamente.
Mientras tanto, el fuerte viento del sur está dejando temperaturas más suaves de lo esperado: en A Mariña lucense se superan los 21 grados, un contraste curioso en plena jornada de temporal. En Ourense, sobre todo en las zonas de montaña, MeteoGalicia también advierte de rachas que podrían superar los 80 km/h.
Y como es habitual, el mar no se queda atrás. La borrasca está generando un mar de viento intenso en todo el litoral gallego, acompañado de mar de fondo con olas que superarán los cuatro metros. Las autoridades piden precaución tanto en las carreteras como en las zonas costeras, donde el oleaje puede complicar la situación en las próximas horas.
En resumen, Galicia vuelve a ser Galicia: un territorio donde el cielo nunca se queda quieto, el viento canta su propia melodía y la lluvia, aunque moleste, también forma parte de casa. Así que toca apretar el abrigo, asegurar las ventanas y resignarse con una sonrisa: Benjamin ha llegado, y piensa quedarse un rato
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