Siempre me han parecido los meros (Epinephelus marginatus) unos peces muy inteligentes. Estos de aquí, llevan en el Aquarium coruñés muchos años y han alcanzado un tamaño considerable. Se les ve bien alimentados y con salud. La adaptación a la nueva vida no parece haber sido muy traumática para ellos, ni tampoco parece que les afecte el cambio de lugar ya que hace unos años se arrinconaban en un estanque menos expuesto al público (son de zonas rocosas y de cuevas). Mirabas por una ventana circular y ahí estaban; ellos permanecían inmóviles mirándote a la cara, pareciera que estos animales tuvieran curiosidad y se fijaran en los rostros de los visitantes (algo que también he podido constatar cuando me he encontrado a un pez de estos buceando). Desgraciadamente para ellos, su sabrosa carne les hace ser blanco de los fusiles de los pescadores submarinos. Así que esa actitud de quedarse parados a observar puede ser la perdición del género que cada vez escase más.
Puede alcanzar el metro y medio de longitud y vivir más de 50 años. Es carnívoro y su manjar favorito son los pulpos.
El Aquarium Finisterrae ha consegudo que algunas especies de animales y plantas se hayan adaptado de manera natural a los tanques. Este proceso de colonización añade mayor interés al centro ya que permite ver una alta variedad de especies autóctonas como antes se haya visto en un acuario. Esto permite descubrir la belleza biológica de nuestras costas, diferente a la de las espectaculare regiones tropicales.
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