S.O.S. Dépor

Muy mal deben ver las cosas los integrantes de las peñas del Deportivo para que hayan decidido pedir al alcalde de Koruña que haga de mediador en el conflicto que puede terminar sepultando al club.

Negreira ayúdanos

Cada día menos gente parece fiarse de las decisiones que Lendoiro está tomando. Tras la última reunión mantenida por los peñistas en su asamblea anual que celebraron en la localidad de Ares, llegaron a la conclusión que solo alguien externo al club y con cierto peso político podría darle solución al apremiante pago de las deudas que el R.C.D. tiene con los futbolistas y los acreedores. Pidieron que esa persona fuera el alcalde de Koruña pero para el caso podría haber sido el presidente de La Xunta o el máximo representante de la ONU. Eso sí, a pesar de tal reflexión de la Federación de Peñas, siguen manteniendo la fe en el líder aunque esta sea antagónica a lo que han pensado.

El reloj marca las horas y minutos en la cuenta atrás que marcará 00:00:00 el 31 de julio. La AFE obliga al Dépor a que pague todo lo que le debe a los jugadores. Si alguno de los futbolistas agraviados decide denunciar al club por no cumplir con su obligación, el Dépor descendería de categoría dificultando todavía más su viabilidad.

Lendoiro dando explicaciones a "la peña".
Foto del Ideal Gallego.

Lendoiro de bombero

En las últimas semanas, el presidente del Deportivo trabaja a destajo intentando apagar los incendios que rodean a la entidad deportiva. Ayer, inesperadamente, apareció en la reunión de las peñas (Do Pico era el que iba a acudir en representación del club) para apaciguar a las masas y no perder el apoyo social que ahora mismo necesita como agua de mayo pero sus razones cada día convencen a menos gente, su poder de persuasión se está desvaneciendo, día a día, a medida que su discurso de los manidos 10,9 millones de euros que continúan sin aparecer. Solo le falto encomendarse a Dios y rezar un Padrenuestro al final de su discurso del que se puede interpretar que no está en sus manos el futuro del Dépor por lo que deja  en el tejado de acreedores, el juzgado y Hacienda la pesadísima pelota de la disolución del club.

Deporsport deja de editarse en papel

El periódico oficial del Dépor, Deporsport, es otro de los servicios del Dépor seccionados por los recortes. Hoy ha salido a la calle su último número en papel. Solo será posible leerlo a través de la web www.canaldeportivo.com.

Y llega el Madrid

Entre tanta noticia desastrosa, hay una muy buena y es la participación del Real Madrid en el Trofeo Teresa Herrera. Florentino Pérez le echa una mano a Lendoiro y renuncia a cobrar nada por el amistoso (es más se pagan ellos todos los gastos)  que se jugará, esperemos, el 29 de agosto en el Estadio de Riazor.

¿Quién acaba con esto?

Lendoiro en sus 25 años al frente de la barca blanquiazul ha hecho que para muchos su imagen sea inseparable de la entidad que dirige. La hibridación ha sido tal que muchos confunden la crítica hacía él con la que se hace a todo el deportivismo. Es por ello comprensible que a estas alturas y con un Augusto César reconociendo que la situación se le ha ido totalmente de las manos, todavía continúe manteniendo su dominio. Ni los dos descensos consecutivos, broche final a una nefasta trayectoria desde aquella semifinal de la Liga de Campeones que marcó el techo de los éxitos alcanzados por el Dépor en sus cien años de existencia, han servido para que haya aparecido en Koruña una oposición fuerte capaz de ser una alternativa creíble. Los rumores de directivas en la sombra a la espera de dar el salto son, en mi opinión, pura imaginación. La debilidad de la organización social y empresarial para llevar a cabo iniciativas importantes en la ciudad, al margen del Estado,  es evidente cuando aparecen este tipo de casos.

Viendo la marcha de los acontecimientos, con muy poco margen para una maniobra  (dicen que la entrada en la Ley Concursal se hizo tarde y casi a la desesperada) y con el presidente totalmente entregado al rumbo marcado por el azar y las decisiones de otros, solo se puede tener la esperanza de que antes del inminente final se llegue entre todas las partes a un forzoso acuerdo en el que exista un reparto equitativo de las pérdidas económicas.