Puede que los números digan que es casi imposible. Puede que la historia del play off no recuerde ninguna remontada como esta. Y puede que el Barça haya marcado doce goles en dos partidos. Pero hay algo que los datos no saben medir: lo que ocurre cuando el Liceo juega en casa.
Este viernes, a las 20:30, el Palacio de los Deportes de Riazor tiene una cita con la historia. El Liceo necesita ganar o ganar. Sin excusas. Sin miedos. Sin red. Porque en esta eliminatoria al mejor de cinco, el equipo verdiblanco ya ha caído dos veces en el Palau y no puede permitirse un solo tropiezo más. Pero si hay un lugar donde creer, es este. Y si hay una afición que empuja, es la koruñesa.
Juan Copa lo sabe. Los jugadores lo saben. Y lo sabe cada persona que alguna vez gritó un gol con el corazón encogido. Quedan al menos dos batallas en casa. Dos oportunidades para que el Palacio vuelva a ser esa caldera verde que aturde rivales y enciende milagros. Porque esto no va solo de hockey. Va de orgullo, de historia y de demostrar que aquí nunca se baja los brazos.
Este viernes toca llenar el Palacio. Socios, gratis. Entradas, a cinco euros. El precio de creer. Porque si se gana el viernes, habrá partido el domingo. Y si se gana el domingo, habrá quinto. Y entonces, todo será posible.
Porque este escudo, este equipo, esta ciudad… ya han sido campeones contra todo pronóstico.
El Liceo no quiere soñar. El Liceo quiere luchar.
Y Riazor, rugir.
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