¿Marea viva o muerta?

Al margen de actos de política naif (ingenuas reuniones con vecinos que pasan por asambleas revolucionarias de la nueva democracia (No, siento decir que Ferreiro no es la reencarnación de Rosseau) y cambios del nombre de las calles franquistas (labor a la que ya era aficionado Losada y más demócrata al permitir que la gente participara en la elección de los nuevos nombres), la Marea Atlántica se ha quedado de momento en Marea Mediterránea. Tras 8 meses en el que los diletantes de la Marea han sido noticia más por lo que no han hecho que por lo que han hecho.

Se rompe la débil alianza con el PSOE
La irrupción inesperada de la Marea Atlántica en el Ayuntamiento llegó con la promesa de transformar la manera de gobernar en la ciudad. Con el apoyo inicial del PSOE, los atlánticos comenzaron con fuerza cargándose las corridas de toros y declarándole la guerra a la Autoridad Portuaria en las obras de la Marina, entre otras curiosas actuaciones con las que se han ganado muchos enemigos. Poco más han hecho, no llegando ni a lo mínimo esperable de un gobierno serio. La dejadez ha sido tal que no han ni  aprobado los presupuestos para 2016. La imposibilidad de entenderse con el partido socialista, que acusa a la Marea de no saber lo que están haciendo, está obstaculizando todavía más la gobernabilidad del municipio.   

El alcalde Xulio Ferreiro pensando en su particular juego de tronos

Un año perdido
Hasta el momento, durante estos últimos 8 meses, desde María Pita se ha seguido el movimiento inercial debido al impulso del gobierno anterior. A día de hoy seguimos con los presupuestos dejados por el PP y es muy posible que sean prorrogados hasta 2016 ante la falta de acuerdo entre los dos partidos en el gobierno. Esto podría suponer paralizar las cuentas y no crear nada nuevo con la consiguiente interrupción de todo proyecto planificado fuera de lo que ya en 2015 aprobó el PP. A pesar del gran perjuicio para la ciudad, la Marea se vería muy beneficiada con esta medida ya que con la ley en la mano, tendría el poder absoluto de sacar adelante los presupuestos que quisieran durante los dos años siguientes hasta el final de su legislatura, o sea gobernaría realmente solo dos años tras quitarse de encima el peso de los socialistas. Así que a los últimos 8 meses habría que sumarle los próximos 12 en el cómputo global de tiempo sin gobierno local real. A la espera queda ver si el PSOE, quizá obligado por un posible pacto antinatura de Pedro Sánchez con Rajoy, no le planta cara a Julio Ferreiro con una buena moción de censura que ponga fin a este disparate.